(Texto publicado originalmente el 20 de noviembre de 2012, en http://www.alternaradio.com/)
Por: El Ciudadano Cake.
«La democracia es la dictadura de los inconscientes”, señaló alguna vez Alejandro Jodorowsky en su cuenta de tuiter.
Esto lo cito porque sólo los fans de “La Rosa de Guadalupe” ignorarán que, nuevamente, la voluntad del pueblo mexicano fue burlada por los grupos nacionales de poder que operan bajo el disfraz de la “legalidad”. El último ultraje se consolidó el pasado jueves 30 de agosto, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) terminó por avalar la imposición de Peña Nieto como presidente de la república.
Se sabía de sobra que Peña era un producto mediático creado por Televisa, emporio contratado por el PRI para promover al candidato proveniente del grupo político encabezado por Carlos Salinas de Gortari. Desde propaganda encubierta en “notas informativas” hasta la asignación de “La Gaviota” como su dama de compañía por tiempo completo, la televisora construyó desde hace seis años la campaña del Meme Copetón con miras a imponerlo en la Silla Presidencial este 2012. Cosa que finalmente logró.
Pero, como buen producto televisivo, EPN les salió chatarra. Su falta de neuronas quedó varias veces expuesta e hizo tambalear su campaña. El clímax llegó en la pasada Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2011, cuando el entonces precandidato presidencial no pudo citar tres libros ¡Ni uno solo, coño!, después de la pregunta sobre tres lecturas que hubieran cambiado su vida.
Si se trataba de lanzar a un galancete de telenovela para atraer el voto de las gordas garnacheras, mejor hubieran postulado a William Levy, que es igual de imbécil pero por lo menos tiene estómago de lavadero.
A pesar del repudio general al candidato chatarra, el TEPJF descalificó por default las acusaciones de la Coalición del Movimiento Progresista por irregularidades en la elección del 1 de julio.
Situaciones tan graves como compra masiva del voto a favor de EPN (mediante Soriana y Monex), triangulación de recursos y rebase de topes de campaña, fueron descartadas por los magistrados, quienes alegaron “falta de pruebas fehacientes” y se negaron a investigar a fondo no obstante contaban con la facultad constitucional para hacerlo.
Si la elección de EPN fue tan “legítima” como dicen ¿Por qué nadie salió a celebrarla a las calles? ¿Por qué las manifestaciones públicas –como las del movimiento #YoSoy132– sólo han sido en contra? ¿Por qué en las redes sociales la mayoría mostró su descontento?
A partir de que el Tribunal Electoral emitió su fallo a favor de Peña, el Hashtag #EPNPresidenteImpuesto se convirtió en Trending Tópic del tuiter por más de 72 horas, a diferencia del HT #EPNPresidenteElecto, impuesto por los Peña-bots (acarreados cibernéticos del PRI), que no se sostuvo como Trending ni la tercera parte del tiempo que duró el primero.
Este tipo de cuestiones nos demuestran que, por más que los medios nos machaquen con el cuento de que los comicios fueron “legales”, nadie se lo traga. Sólo las Quesadicerdas Peñanietistas que ven las telenovelas del “Canal de las Estrellas”.
En cuanto a los siete magistrados electorales que no quisieron desquitar su oneroso sueldo para investigar el cochinero de la pasada elección, se merecen que cada uno de los más de 112 millones de mexicanos que somos vayamos y les tiremos un pedo en la cara. Por vendidos y ojeís.
Epílogo:
Aparte del fallo del Tribunal Electoral del que hablo en la columna anterior, el 23 de enero de 2013, mientras se soltaba la cortina de humo sobre la liberación de la francesa Florence Cassez, el Instituto del Fraude Electoral (IFE) resolvió no sancionar al PRI a pesar de reconocer que existió una triangulación de 50 millones de pesos fondeados a las tarjetas Monex, además de rebases en los topes de campaña por parte del partido tricolor durante el proceso electoral del año pasado.
El argumento de los consejeros del IFE para no aplicar sanción alguna a la coalición Compromiso por México (PRI/PVEM) -fórmula que postuló a Peña Nieto- fue que el manejo de esos recursos «no fue irregular» por lo cual se cerró la investigación.
Por el contrario, el 28 de enero el IFE aplicó una multa de 120 millones de pesos a la Coalición del Movimiento Progresista, que postuló a Andrés Manuel López Obrador, por «rebasar los topes de campaña».
Esta arbitraria decisión fue aplazada el pasado 15 de febrero por el Consejo General de este instituto al decidir sus miembros que mejor optarían por «una revisión profunda de lo gastos de campaña en los pasados comicios presidenciales».
Finalmente, los consejeros del IFE se dieron cuenta de que se les estaba pasando la mano y resultaba bastante obvia la parcialidad de sus decisiones al exonerar a una coalición y multar a la otra por el mismo motivo. O todos coludos o todos rabones. #HazmeElFavrónCabor.
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